
El 10 de Agosto del año pasado llegaba a Beijing en un vuelo de Air China. Esta noche cogeré el mismo vuelo pero en dirección contraria (Beijing-Madrid).
Han sido 11 meses intensos sin interrupción por estas tierras lejanas. El aterrizaje fue muy suave en un curso de diferencias culturales rodeado de buena gente y un poco de lujo – asiático en este caso. La luna de miel se acabó con el comienzo de las clases de Chino durante 7 meses. Mientras tanto no he parado de descubrir cosas nuevas, desde nuevos caracteres cada día hasta la carta de los restaurantes en 3 dimensiones. Deje de vivir en la universidad y me trasladé a una casa en noviembre, enseguida encontré el azafran con el que cociné alguna paellita. Me perdí el turrón de Navidad pero a cambio pase unos buenos días soleados por el Tibet.
Había que mantener la cabeza fría durante los tres primeros meses que coincidían con el final del curso de clases Chino. Esto no fue difícil con el tiempo frío de Beijing. El segundo cuarto de este 2008 recibí varias visitas y deje de ir a la universidad para ir todos los días a las oficinas de Airbus China, donde acabe las practicas hace unos días.
Ahora y antes de irme, quiero aprovechar para saludar a toda la gente con la que he compartido buenos momentos este año. A China en general y a Beijing en particular le deseo todo mejor durante los juegos olímpicos. Se lo merecen, Beijing es ahora una ciudad muy bonita y si decides venir a esta cita creo que vas a disfrutar. Además he descubierto este año que China tiene un montón de buena gente.
Ahora voy a terminar de preparar la mochila, que como sabes es mi forma favorita de viajar. A China le digo hasta pronto, ya que el 1 de Septiembre planeo estar de vuelta.