Personalmente suelo asociar el nombre de Heidi a las montañas suizas de cuando veía los dibujos animado de Heidi y Pedro. Pues bien, ayer conocí a una Heidi en Beijing y conseguí irme con ella de vuelta a casa.Primero estuve en una cena de despedida de una amiga china – Jing. Ella se va a vivir a Zurich por un año con una beca que le han concedido.
Estaba bien acompañado con dos amigas francesas (Dominique y Lucie). Estábamos contándole a Jing sobre nuestras experiencias en el extranjero, ya que ella estaba a punto de comenzar su primera experiencia viviendo en el extranjero. Hablábamos por ejemplo de las razones que te hacen irte a vivir a otro país. Tanto de las que decimos cuando nos preguntan como de las que realmente hay detrás que muchas veces ni nosotros sabemos. Yo le decía, que estoy convencido que te afectan más las cosas que pasan a tu alrededor y que hacen que tu estado de ánimo suba y baje con mayor facilidad y frecuencia. Todos coincidíamos en que siempre aprendes de los sitios nuevos visitas, de la gente nueva que conoces. Además, por ejercicio comparativo aprendes un montón sobre ti mismo, sobre tu propio país, sobre tu propia familia y amigos. Al final coincidíamos en que vivir algún tiempo fuera suele ser positivo.
Después de la cena nos fuimos a un sitio muy coqueto a tomar un café. Allí Jing nos hablaba de la limpieza de cosas que había hecho durante los últimos días. Entre todas esas cosas también estaba una bicicleta, que tenía aparcada en un parking de bicicletas al lado de una estación de metro y que pensaba dejar abandonada. Incluso nos la describió: era de color verde como ese que se iba a encontrar en las montañas suizas uno días después. Sólo que un poco más oscura debido al óxido acumulado de dormir a la intemperie. En Pekín no es habitual ver a gente durmiendo por la calle por la noche, pero si es muy habitual ver un montón de bicicletas durmiendo al sereno. Desgraciadamente cada vez tienen menos espacio, debido al número de coches que crece cada día a una tasa de más de 1000 diarios (i.e. aproximadamente 400.000 coches nuevos al año). Las bicicletas aquí es habitual que tengan una cesta en la parte frontal y Jing nos decía que la suya la tenía blanca. Hay mucha gente que pone encima del sillín una bolsa de plástico, las cuales protegen el sillín de la lluvia pero escasean un poco desde que el pasado 1 de Junio comenzó una nueva normativa sobre las bolsas de plástico y que obliga a los comercios a venderlas. Cuando llegó el momento de decirnos el color de la bolsa que había colocado en el sillín de su bici tenía problemas en acordarse ya que en los últimos días de mudanza había utilizado demasiadas bolsas de plástico durante el embalaje. No estaba segura si era de amarillo (color real), color rojo (el de la suerte) o realmente una mezcla de ambos (naranja).
Después de tan buena descripción de su bicicleta, le pregunté que si también le había puesto nombre. Me dijo risueña que no le había puesto nombre pero ya que en China no tenían tantas ataduras religiosas como en otros países que podía bautizarla en un periquete y desde la distancia. Dicho y hecho porque nos comunicó que desde ese momento la bicicleta quedaba bautizada se llamaría Heidi. Así que en ese momento me hacía una idea bastante clara de cómo era Heidi pero todavía no la conocía.
Después de ese café nos despedimos y nos retiramos de camino a casa. Yo personalmente camino del metro pero con la mala fortuna que cuando llegué a la estación el metro acababa de cerrar sus puertas. En ese momento mi amiga Dominique tuvo la amabilidad de acompañarme con su bicicleta hasta la estación de metro donde nos había dicho Jing que estaba aparcada Heidi.
Estos parking de bicicletas están abiertos las 24 horas. Uno de los dos guardas que allí había estaba a punto de dormir sobre una fila de varias bicicletas. La búsqueda iba a ser un poco más fácil por el menor número de bicis que había por la noche. Comenzamos buscando por las bicis con bolsa en el sillín, pero no funcionó porque ninguna de ellas era verde. La cesta blanca y el color verde nos ayudó a identificar otra candidata. El candado se resistía en un principio pero finalmente hizo clic y se abrió. En ese momento acaba de conocer a Heidi.
Ahí no había acabado todo. El recibo que colgaba de la bici indicaba que había estado aparcada durante 10 días sin moverse. Jing me había avisado previamente que el precio era unos 0,05 Eur/día, pero el guarda parece que quería aprovechar la ocasión e inicialmente me dijo el doble (0,1 Eur/día). Después de un poco de regateo, muy habitual por estas tierras lo dejamos en 0,06 Eur/día, así que le pague 6 yuanes (0,6 Eur) por el parking que era lo mismo que pagaba por la bici. Incluso tuve que firmar y dejar mi teléfono en un libro de salidas antes de salir con la bicicleta. Dominique me indicó cómo llegar a mi casa, nos despedimos y comencé a pedalear bien pasada la media noche durante media hora hasta que llegué a casa con Heidi, mi nueva bici.
5 comentarios:
Hola Luis, soy Cristina de JK. Ya he visto un poco el blog y hay varias entradas interesantes. La que más me llama la atención es ésta...la de Heidi porque coincido contigo en que vivir fuera de tu pais no solo te enriquece como ser humano sino que aprendes a valorar cosas que cuando las tienes al lado ni cuenta te das que existen.
En fin...sobre este tema podriamos crear una tertulia pq hay muchos puntos de vista pero estoy convencida que las personas que no salen de su "unico" entorno no solo son de mente cerrada sino egoistas y en cierta forma vacios...
Bueno bueno me he puesto trascendental jajjaa.
Un beso,
Cris.
Estamos de acuerdo en que el salir fuera en general es algo positivo, aunque me gustaría añadir que la actitud que adoptes cuando estás fuera también tiene importantes diferencias. Es decir, siempre tienes la opción de vivir más o menos cercano a la cultura y la sociedad en la que te encuentras en cada momento. Aunque en determinados casos hay importantes barreras , por ejemplo en el caso de China con el idioma.
Quiero tirar una lanza en favor de la gente que "decide" vivir en un entorno más cercano. Es cierto que ese entorno no favorece el trabajo de la apertura de mente, aunque no se puede generalizar que eso conduzca al egoismo, ya que yo estoy pensando en personas cercanas a mi en las que su grado de generosidad es muy alto. Por tanto, cualquier opción es buena y conviene respetarla.
El respeto a los demás es otra faceta en la que pienso que viajar me ha conribuido positivamente. En este sentido aunque viajar creo que sea postivo, intento respetar a quien decide tomar un camino distinto y quedarse en un entorno más cercano.
Cristina: Gracias por extraer esta reflexión sobre el post de Heidi. El otro día le preguntaba a un Sr. que repara bicicletas, donde intentaba reparar el frenco, que cuantos años pensaba que tenía Heidi. Me miró de arriba abajo e imediatamente me solto: "como tú más o menos". La edad es algo que cuenta mucho en la cultura China y por tanto mi respeto a Heidi es incluso mayor ahora que hace una semana.
Por polemizar un poco, Cris & Luis, me pregunto qué va primero: si es el viajar lo que precede a la disposición a conocer "al otro", o es la disposición a conocer al otro lo que precede al viaje. Yo creo que lo segundo. Por eso uno se encuenta por ahí gente abierta que nunca ha salido de su pueblo y gente cerradita con una Iberia Plus Oro.
El verdadero viaje siempre es interior, y puede corresponderse o no con el viaje geográfico. Por ponerme un poco místico, vamos...
Abrazos
"... La travesia real del descubrimiento no consiste en buscar paisajes nuevos, sino en poseer nuevos ojos...". Marcel Proust.
Hay gente que recorre el mundo y sin embargo el mundo no ha pasado por ellos... hay gente que no ha podido recorrer nada y sin embargo posee la inmensidad del mundo...
Creo que tiene que ver con el corazon y la capacidad de trascender las propias fronteras...
Luisito, eres uno de éstos últimos. Te dejo mi abrazo
Luisinho, mi amigo!!! nos tiene un poco abandonados... cuente algo de su vida...
Vuela un abrazo, Pat
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